CAPITULO
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1
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Lía se encontraba frente al que habría sido su
instituto de no haber sido por aquellos pequeños problemas que tuvo
hace seis años. Lo observaba con añoranza y al mismo tiempo
felicidad.
-al fin de vuelta- al decir esto, una enorme sonrisa apareció en el rostro de la chica que, al sentir una mano sobre su hombro, salio de sus recuerdos para volver a la actualidad y observar al hombre de unos 40 y pocos años, alto y de cabello negro al igual que sus ojos.
-vamos Lía, tus padres deben estar esperándonos- la chica asintió y se metió en el coche para ser llevada de vuelta a su casa.
-espero que se encuentren bien-
-te tranquilizaría si pudiese, pero tengo la misma información que tu. Simplemente se que ya podemos volver a casa y estar tranquilos.- el moreno le sonrió a Lía esperando tranquilizarla, lo cual consiguió con mucho éxito
Ya hacia al menos 4 años desde que Lía tubo que marcharse del país por su propio bien.
Ella misma sabia que debía mantenerse lejos por un tiempo hasta que las cosas con su padre se arreglara.
Lo malo era que aun no sabia el porque la perseguían, y menos, por que solo la perseguían a ella y a su padre y no a su madre y hermana, ¿que les había hecho ella a aquellos hombres?, así que lo único que hizo fue seguir las indicaciones de su padre y emigrar a Francia por un tiempo con guardaespaldas incluido.
-Al menos hoy se aclarara todo ¿no?- la castaña observaba al señor el cual le había estado protegiendo estos últimos 6 años.
-Eso espero-
-Mauro, por favor, se sincero. Tu sabes el motivo de todo esto ¿cierto? Y no mientas, de todos modos hoy voy a acabar enterándome de todo-
-esta bien, lo admito.
Pero le prometí a tu padre que no te diría nada porque era el quien debía hacerlo, al fin y al cabo son temas familiares y no puedo entrometerme en ellos-
-Tranquilo, no te voy a reprochar nada. Si no me lo dijiste seria por algún motivo-
unos minutos después, Lía y Mauro llegaron a la casa, los cuales fueron bien recibidos entre besos y abrazos de parte de madre e hija
-ay Lía, ¡al fin estas de vuelta!, mira te, estas preciosa, has cambiado muchísimo!- kelli, madre de Lía, no paraba de observar a su hija, no podía creer lo mucho que había crecido y cambiado su hija.
Pensar que se había perdido prácticamente toda su adolescencia y no la había podido aconsejar en todos los tipos de problemas sentimentales y demás que aparecían en esas edades la hizo derrumbarse.
-¡mama! ¿pero se puede saber por que lloras?- en la mirada de Lía se podía apreciar un deje de tristeza.
-es que, no he podido estar a tu lado todos estos años, regañándote al sacar malas notas o aconsejándote sobre alguna pelea que hayas tenido con tus amigos o con tu novio.
Al oír aquello, Lía se sonrojó, pero fue Mauro el que intervino.
-Quedesé tranquila kelli, su hija siempre ha sacado notas excelentes, nunca bajo del nueve.
A demás, no hizo muchos amigos allí en Francia, pero los que hizo fueron verdaderos y nunca la dejaron sola, y bueno... respecto a eso del novio...- Mauro se acerco al oído de kelli para poder susurrarle- ya me encargue de espantar a sus pretendientes, no quería que le ocurriera algo.-
-se puede saber que están cuchicheando vosotros dos?- al girarse para observar a la mencionante de aquella replica, observaron como Lía se mostraba un poco irritada.
-nada hija, solo me informaba de lo que ha ocurrido todos estos años-
-esta bien- la castaña soltó un largo suspiro para luego volver a hablar. -¿ donde esta papa?
-esta mañana, papa salió muy temprano de casa- todos giraron a ver a la pequeña de la casa que los observaba a todos con una mirada inocente. -hermana, ¿me trajiste un regalo?- a todos los presentes se les vino a la mente la frase “como-no, era-de-esperarse-de-una-niña-pequeña”
-si Erica, espera que voy por el- Lía salio de casa dirección al coche con intención de sacar una enorme cosa amarilla del coche para después volver al interior de la casa y mostrarle un piolin bastante grande y cabezón.
-AW! Piolin ¿fuiste al parque de atracciones?-
-sip- al decirlo, la sonrisa de la pequeña disminuyo un poco.
Se sentía apenada de no haber ido ella también.
Pero Lía al darse cuenta de lo que ocurría, decidió arreglarlo.
-pero la próxima vez iremos juntas ¿vale?- la pequeña asintió muy alegre de tener la oportunidad de poder ir a un sitio como aquel.
Después del recibimiento, todos pasaron al salón a charlar mientras que esperaban a que el hombre de la casa llegara, pero el....... nunca volvió
CONTINUARA..................
-al fin de vuelta- al decir esto, una enorme sonrisa apareció en el rostro de la chica que, al sentir una mano sobre su hombro, salio de sus recuerdos para volver a la actualidad y observar al hombre de unos 40 y pocos años, alto y de cabello negro al igual que sus ojos.
-vamos Lía, tus padres deben estar esperándonos- la chica asintió y se metió en el coche para ser llevada de vuelta a su casa.
-espero que se encuentren bien-
-te tranquilizaría si pudiese, pero tengo la misma información que tu. Simplemente se que ya podemos volver a casa y estar tranquilos.- el moreno le sonrió a Lía esperando tranquilizarla, lo cual consiguió con mucho éxito
Ya hacia al menos 4 años desde que Lía tubo que marcharse del país por su propio bien.
Ella misma sabia que debía mantenerse lejos por un tiempo hasta que las cosas con su padre se arreglara.
Lo malo era que aun no sabia el porque la perseguían, y menos, por que solo la perseguían a ella y a su padre y no a su madre y hermana, ¿que les había hecho ella a aquellos hombres?, así que lo único que hizo fue seguir las indicaciones de su padre y emigrar a Francia por un tiempo con guardaespaldas incluido.
-Al menos hoy se aclarara todo ¿no?- la castaña observaba al señor el cual le había estado protegiendo estos últimos 6 años.
-Eso espero-
-Mauro, por favor, se sincero. Tu sabes el motivo de todo esto ¿cierto? Y no mientas, de todos modos hoy voy a acabar enterándome de todo-
-esta bien, lo admito.
Pero le prometí a tu padre que no te diría nada porque era el quien debía hacerlo, al fin y al cabo son temas familiares y no puedo entrometerme en ellos-
-Tranquilo, no te voy a reprochar nada. Si no me lo dijiste seria por algún motivo-
unos minutos después, Lía y Mauro llegaron a la casa, los cuales fueron bien recibidos entre besos y abrazos de parte de madre e hija
-ay Lía, ¡al fin estas de vuelta!, mira te, estas preciosa, has cambiado muchísimo!- kelli, madre de Lía, no paraba de observar a su hija, no podía creer lo mucho que había crecido y cambiado su hija.
Pensar que se había perdido prácticamente toda su adolescencia y no la había podido aconsejar en todos los tipos de problemas sentimentales y demás que aparecían en esas edades la hizo derrumbarse.
-¡mama! ¿pero se puede saber por que lloras?- en la mirada de Lía se podía apreciar un deje de tristeza.
-es que, no he podido estar a tu lado todos estos años, regañándote al sacar malas notas o aconsejándote sobre alguna pelea que hayas tenido con tus amigos o con tu novio.
Al oír aquello, Lía se sonrojó, pero fue Mauro el que intervino.
-Quedesé tranquila kelli, su hija siempre ha sacado notas excelentes, nunca bajo del nueve.
A demás, no hizo muchos amigos allí en Francia, pero los que hizo fueron verdaderos y nunca la dejaron sola, y bueno... respecto a eso del novio...- Mauro se acerco al oído de kelli para poder susurrarle- ya me encargue de espantar a sus pretendientes, no quería que le ocurriera algo.-
-se puede saber que están cuchicheando vosotros dos?- al girarse para observar a la mencionante de aquella replica, observaron como Lía se mostraba un poco irritada.
-nada hija, solo me informaba de lo que ha ocurrido todos estos años-
-esta bien- la castaña soltó un largo suspiro para luego volver a hablar. -¿ donde esta papa?
-esta mañana, papa salió muy temprano de casa- todos giraron a ver a la pequeña de la casa que los observaba a todos con una mirada inocente. -hermana, ¿me trajiste un regalo?- a todos los presentes se les vino a la mente la frase “como-no, era-de-esperarse-de-una-niña-pequeña”
-si Erica, espera que voy por el- Lía salio de casa dirección al coche con intención de sacar una enorme cosa amarilla del coche para después volver al interior de la casa y mostrarle un piolin bastante grande y cabezón.
-AW! Piolin ¿fuiste al parque de atracciones?-
-sip- al decirlo, la sonrisa de la pequeña disminuyo un poco.
Se sentía apenada de no haber ido ella también.
Pero Lía al darse cuenta de lo que ocurría, decidió arreglarlo.
-pero la próxima vez iremos juntas ¿vale?- la pequeña asintió muy alegre de tener la oportunidad de poder ir a un sitio como aquel.
Después del recibimiento, todos pasaron al salón a charlar mientras que esperaban a que el hombre de la casa llegara, pero el....... nunca volvió
CONTINUARA..................
